sábado, diciembre 20, 2008

Que Comience La Función


Masachussetts. 1922.
La noche sin luna se extendía sobre la ciudad como una sábana negra, como la sombra gigantesca de un horror venidero.
Las calles desiertas, llenas de niebla, lucían sus milagros de luces y sombras, admirados sólo por las almas solitarias, que sin poder dormir caminaban silenciosas, apareciendo bajo los faroles para esfumarse una vez más en la penumbra.
Seis extraños, que aún no se conocían, verían sus vidas cruzarse en poco tiempo.
Mientras tanto, en el centro de la ciudad, entre luces, ruido y gente elegante, una nueva maravilla se estrenaba: Nosferatu. Pero en las calles lejanas, otra sombra se despertaba de su letargo milenario, más oscura aún que la de cualquier personaje cinematográfico.
Nadie lo sabía. Algo se acercaba. Algo esperaba a la vuelta de la esquina...hambriento.
Que los inocentes duerman su sueño. Que aquellos que presienten duerman con un ojo abierto.
Que se apaguen las lucen. Que se haga el silencio.
Que comience la función...

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